Historia de un egresado: De ingeniero a escritor
Viernes, Octubre 26, 2018
Jesús Helí Giraldo Giraldo es egresado del programa de Ingeniería Civil de la Universidad del Cauca hace cuarenta años, educador e instructor de la fundación Bach de Inglaterra y escritor de 13 libros.

Soy producto del eje cafetero. Mi familia es de Filadelfia, Caldas, pero yo nací en Pueblo Rico, Risaralda y viví en el Quindío cuando éste se fundó. Tengo arraigo con estos tres bellos departamentos. En el Cauca, exactamente en Popayán, me formé como profesional en ingeniería civil y  estuve en la ciudad durante cuatro años, muy grata experiencia.

Tuve el privilegio de graduarme en la Universidad del Cauca el 7 de abril de 1978, fue una promoción más de las que nos formamos como profesionales en ingeniería. Recuerdo que éramos correspondientes a un plan de integración que había entre la universidad del Quindío, del Cauca y de Nariño. Tuvimos la oportunidad de integrarnos con estudiantes de diferentes partes del país.

Antes de llegar a Popayán estudié ingeniería industrial en la universidad del Quindío. Fueron solo cuatro semestres porque nos trasladamos a Pereira y allá realicé el quinto semestre. Al poco tiempo me regresé para Armenia y me vinculé a un trabajo de ingeniería industrial como asesor de empresas de la Fundación para el Desarrollo Industrial Agrícola del Quindío, sin embargo, ya me había retirado de la carrera. Allá fui dirigente estudiantil y promotor de la facultad de ingeniería civil. Ahí fue donde me propuse pasarme a ingeniería civil y terminar la carrera en Popayán. Mis planes cambiaron, estuve muy contento y agradecido de haber culminado mis estudios en la Universidad del Cauca, la cual me permitió vincularme con esta gran gente de Popayán.

El día de mi graduación fue un día excelente, inolvidable, asistió mi familia. Mi padre y mis hermanos. Recuerdo que uno de mis compañeros que estaba a mi lado me cogía la mano, me apretaba y me decía: ¡Lo logramos, lo logramos! Esa frase a mí no se me olvida y me parece que denota el entusiasmo, la alegría que le da a uno como estudiante de llegar a ese momento de concluir su trabajo y recibir su título, en mi caso como Ingeniero Civil.

A mi mente llegan esos momentos en los que escribía para Radio Popayán donde hacía una crónica diaria, ellos me decían que no los dejara sin la crónica. Pasaban mis escritos en el noticiero del medio día. (Ríe) Un día me fui a comer a una ranchería, eran tipo cinco de la tarde y cuando pasaba por la tienda que quedaba ahí cerca vi a mucha gente reunida que decía que habían matado a… no recuerdo el nombre, pero pongámosle Pedro.  Yo me asomé y no me dejaron entrar, entonces me fui para mi casa, a la pieza donde vivía… hago un paréntesis, vivir en las piezas de las familias payaneses era muy bueno, uno creaba nexos con la ciudad. Bueno… resulta que escribí sobre la muerte de Don Pedro, eso lo pasaron en el noticiero al otro día. Cuando llegué como al segundo día de esa publicación, un compañero me preguntó sobre qué había escrito y le comenté. Me contestó inmediatamente: “¡Bruto! A ese señor lo hirieron”. Inmediatamente me fui para la emisora, el asunto se pudo arreglar, pero decidí cambiar la temática. (Ríe)

Mi paso por la universidad fue muy interesante. Tengo muy buenos recuerdos. Un día estaba en el café “pepón” y pasaron unos conocidos y me saludaron, uno de ellos me dijo que tenía una reunión en el Tambo y que iba a dar una conferencia en plantas de tratamiento, que me fuera con él y diera una charla sobre alcantarillado. Lo acompañé y ahí me surgieron inquietudes y una de esas: ¿por qué no involucrar a los estudiantes en realizar estudios sobre alcantarillado e infraestructura de los diferentes municipios del departamento?, y esa es mi inquietud desde hace 40 años.

Otro recuerdo es la casa de los 100, era una vivienda donde habitaban muchos estudiantes, allá nos reuníamos a estudiar, celebrar y compartir buenos momentos. Esas uniones con los compañeros de estudio son muy gratas.  Es importante seguir en contacto y realizar encuentros, por ejemplo, con la Asociación de Exalumnos hace poco hicimos acá en Bogotá un encuentro de egresados donde se compartieron anécdotas y se crearon lazos que despiertan el sentido humanístico y social de las personas.

Me gradué e inmediatamente empecé a trabajar en Bogotá en el Instituto Colombiano de Construcciones Escolares, en una dependencia del Ministerio de Educación, trabajé como ingeniero calculista y también como jefe de la oficina de investigación durante dos años. Luego me retiré porque me nombraron como director técnico de obra para Bogotá y Cundinamarca del Bienestar Familiar, estando allí, por alguna circunstancia un amigo que había sido mi jefe en la Fundación para el Desarrollo Industrial y Agrícola del Quindío me hizo una oferta para vincularme a la Federación de Cafeteros, y fui durante dos años interventor regional en Casanare. Luego me nombraron jefe de interventoría para la Federación de Cafeteros de todo Colombia, ahí estuve 14 años y me retiré en el año 92. No quise volver a trabajar de empleado, busqué otras actividades, como la escritura. Desde entonces he estado dedicado a la elaboración de varios libros.

Soy escritor, mi ingeniería es más humana y de comunicación. En el 82 en Yopal escribí mi primer libro llamado El niño colombiano frente a la crisis educativa, y seguidamente escribí el libro Vivienda rural, desarrollo integral. En este momento tengo un total de trece libros, el último esta calientico, lo va a publicar la editorial de la Universidad del Cauca, se titula Equipos humanos exitosos. La idea es poder presentarlo en la feria del libro de Popayán.

Mis libros han sido reconocidos en diferentes partes a nivel nacional e internacional, por lo cual me siento orgulloso de poder llevar mi conocimiento impartido desde la universidad hasta los diversos rincones del mundo.

El amor por la escritura inicia desde muy pequeño. Estando en bachillerato me regalaron un libro y me lo leí todo y se me quedó en la memoria. En una materia dictada en la universidad llamada humanidades uno, lo volví a leer. Me iba muy bien en esa materia. Mis compañeros me decían, "¿por qué no te cambias de carrera?", que la literatura era lo mío. Les dije que la haría desde mis conocimientos y así fue. Pienso que todos tenemos un potencial que debemos sacar a flote, y que esa potencialidad y la carrera profesional deben ir acordes a nuestra misión.

Yo me iba para la biblioteca central a leer libros de humanidades, de historia, antropología, porque me gusta esa gastronomía de humanidad de las letras. En Popayán se desarrolla mucho ese sentido humanístico. Todo esto da lugar a un compromiso, sin importar la profesión que tengamos.

Hay una frase que me gusta mucho, es lema de la universidad "Posteris Lvmen Moritvrvs Edat" (Quién ha de morir deje su luz a la posteridad), porque es el trabajo que continuamos nosotros los egresados, con el compromiso de construir una sociedad con valores y principios.

No se me olvidan las palabras de Fernando Londoño Londoño, en la celebración de los 150 años de la universidad cuando dijo: “hay ciudades que tienen universidades muy famosas, pero en Popayán sucede lo contrario, hay una universidad que tiene una ciudad”. No se me olvidan, al igual que las palabras que una vez dijo Edgar Penagos Casas en un encuentro, “Si la universidad vive, Popayán no morirá”.

Quiero resaltar que, a través de la asociación de exalumnos en Bogotá, hemos ido conformando un equipo humano que a través de los años se ha vuelto muy exitoso, porque hemos realizado integraciones con la universidad y así vamos descubriendo cómo seguir fortaleciendo estas relaciones. Yo quiero con mi libro empezar a resaltar ese papel de la visión de la universidad en su crecimiento, porque su visión tiene estampado ese sello. La luz no se construye tan fácilmente, eso se va erigiendo poco a poco con liderazgo.

Lo más importante para el futuro es cumplir lo que nos toca en el presente. El papel fundamental como líderes de la sociedad, como personas pensantes es empezar a mejorar la convivencia humana. Ir creando grupos de personas en equipos exitosos.

Redacción: Paula Lara Rodríguez, Área de Egresados.

 

 

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