Cuando era niña tuve un accidente automovilístico. Mi padre murió, mi hermano tuvo una lesión medular que lo dejó con limitación para caminar y yo tuve suerte con una fractura de fémur y un golpe en la cabeza que sólo me afectó estéticamente. Por las múltiples terapias que recibimos y que ayudaron a mi hermano para que volviera a caminar, empezó ese sueño de ser fisioterapeuta.

Cuando pude entrar a la Universidad del Cauca no me importó empezar desde cero, dado que ya había estudiado 4 semestres en una universidad privada, pero mi anhelo era estudiar en la Universidad del Cauca, por su excelente nivel de formación académica.

De la universidad recuerdo la exigencia en el saber y las noches largas e incansables de estudio, recuerdo muy bien el olor a formol y las exhaustivas horas de estudio hasta la media noche en los laboratorios y el área de morfología con sus preparados. Recuerdo a cada uno de los profesores que me acompañaron en toda la carrera y a mis compañeros con quienes pasé buenos momentos en nuestras horas libres.

Mi grado fue doloroso, porque debí haberme graduado en junio de 2006, pero a pesar de que me gradué con una mención de honor y que pase todos los semestres con sus materias, al final me bloqueó el mal resultado del test de inglés y no me pude graduar con los compañeros con los que había iniciado y compartido toda mi carrera. Después de un curso intensivo de inglés me gradué 6 meses después.

Conocí a mi esposo procedente de Alemania cuando estaba culminando la carrera, 2 años después nos casamos y ya llevo viviendo 11 años en Alemania.

Me siento muy orgullosa der ser egresada unicaucana, porque el programa con todas sus materias de base te dan una formación excelente y muy completa. Gracias a eso pude obtener mi homologación como fisioterapeuta en la Universidad de Múnich después de pasar por 14 meses de estudio con pruebas teóricas y rotaciones en las diferentes áreas de la clínica Grosshadern en Múnich.

Empecé a trabajar en un consultorio especializado en Ortopedia y terapia manual. Eso me llevó a especializarme en Terapia manual ortopédica según el concepto de Maitland. Esta técnica está llegando a Colombia, se las recomiendo mucho a mis colegas que lean está nota.

Pero como uno nunca termina de aprender, estoy estudiando medicina alternativa, aprovechando que Alemania es pionera en esta área, para poder practicar técnicas más invasivas como la terapia neural y acupuntura. Mi sueño es tener un consultorio propio y como mi prioridad en este momento es mi hijo, el consultorio es una meta por la que voy trabajando paso a paso. Por ahora trabajo en un consultorio a medio tiempo y me preparo para el próximo reto en la medicina alternativa.

No fue fácil mi inicio profesional, porque ha habido momentos en los que uno quiere tirar la toalla. Aprender un idioma, otra cultura, extrañar tu familia, tu país, pero al mismo tiempo ha sido una experiencia muy enriquecedora que me ha ayudado a crecer como persona y profesional. Es una oportunidad para decirles a los demás que si se puede. En Alemania, por ejemplo, hay mucho déficit en trabajadores en el área de salud, y si uno aprende el idioma las puertas están abiertas, porque se necesita personal calificado.

Me duele mucho la situación en Colombia y la lucha de los estudiantes de las universidades  por el derecho a la educación. Acá en Alemania es un derecho, la educación es gratuita. Me parece injusto y eso me llevó a contar mi historia para darles motivación a los compañeros para seguir estudiando y para mantener a la universidad pública. El hecho de ser extranjera nunca me ha limitado, la amabilidad y la empatía que nos caracteriza hace que te acojan con cariño, porque la gente siente que haces las cosas con amor.

Te das cuenta de los éxitos de trabajar con terapia manual, no sólo por mejorar el movimiento, disminuir el dolor, sino que mejora la calidad de vida, impide o aplaza operaciones, devuelve a deportistas de élite en sus deportes y alegra los corazones de las personas de edad que a veces viven muy solas.

Todo esto se lo debo a mi mamá por haberme dado la mejor de las herencias: mi estudio, a mi hermano por inspirarme, a mi padrastro por ayudarme con las tareas en la escuela, a mi hermana por seguir mis pasos, a mi esposo y mi hijo por el apoyo incondicional en todos mis proyectos, a mi Universidad con sus profesores por haberme preparado para cualquier reto profesional.

Finalmente, a los egresados les digo que no pierdan contacto con la universidad, que cuenten sus historias, para motivar a los que siguen estudiando, los que luchan por alcanzar sus sueños.

POR: Paula Lara Rodríguez.