Son las dos y media de la tarde, y ahí esta Natalia. Con su característica sonrisa se acerca y saluda. Su energía es tan poderosa que logra darle al ambiente de soledad del Claustro de Santo Domingo un aire de alegría, creando un bullicio de emociones que recrean un pasado lleno de recuerdos, anécdotas e historias que la fueron formando en su profesión.  

Es de San Agustín, municipio del departamento del Huila. Hace unos años llegó a la ciudad para formarse como Licenciada de Lenguas Modernas con énfasis en inglés y francés. Su graduación fue en el año 2010 y solo recuerda aquel día con muchas expectativas. Les dijo a sus padres que no era necesario que viajaran a acompañarla, ese mismo día se iría para Bogotá a realizar diligencias con el fin de emprender un nuevo desafío tanto para su vida personal como profesional.

Uno de sus días más felices sin duda alguna fue el día de la sustentación de trabajo de grado, su rostro lo demuestra, sencillamente se ilumina dejando una mirada perdida en ese momento. Junto a sus compañeros de tesis hicieron una propuesta pedagógica para trabajar el idioma inglés con los guías comunitarios de Puracé. No fue fácil entablar una confianza con el cabildo, pero ella no se rindió y logró entrar en ese mundo lleno de cultura, naturaleza y conocimientos. Desde la llegada a Popayán supo que su vida estaba rodeada de retos y aprendizajes.

Rememora una clase en la que uno de sus compañeros le dijo que era imposible cantar una canción en francés. Sonríe, empuña su mano y dice que le demostró que todo se puede mientras haya un esfuerzo y un mérito para alcanzarlo. Cantó la quiero a morir en francés. Ella no se rinde, ella se esmera en su totalidad para decirle a sus alumnos con su ejemplo, que todo lo que se propongan lo pueden lograr.

Pocos días de ser licenciada en lenguas modernas viajó a Francia. Se ganó una beca como profesora asistente en español. “Ese viaje me permitió salir de mi zona de confort, me enfrenté a un ambiente diferente, a un nuevo reto, creo, el más grande de todos los que vendrían”, dice.

Tuvo la oportunidad de viajar por Europa, emocionada expresa la felicidad de conocer tantos lugares y culturas que en cierta manera le hacían extrañar su tierra, Colombia. Comenta que “salir del país refuerza nuestra cultura”. Ella nunca había extrañado tanto la época navideña, normalmente no era tan arraigada a esa tradición, sin embargo, el estar lejos, la llenó de expectativas para gozarse y empaparse más de la cultura colombiana.

A los cinco días de estar en Colombia recibió una propuesta para trabajar en Inzá Cauca como docente en el área de inglés. Aceptó y trabajó durante seis meses. Con sus manos hace las siluetas de la zona arqueológica, sintiendo gran emoción por haber conocido en palabras de ella, “una zona tan bonita y llena de historia”.

En el 2012 pisó tierra huilense, aquella que la conecta tan fuertemente con sus familiares, amigos y docentes, ahora colegas. Fue profesora en el colegio Técnico Agrícola de la Plata Huila. Un reto más en su vida.  Por primera vez tuvo que liderar la organización de las fiestas tradicionales del San Pedro. Sus ojos brillan y su sonrisa permanece intacta mientras expresa la alegría de empaparse más sobre la cultura huilense.  Trabajó en la Plata durante dos años y no dudó en volver a Bogotá.

“Me presenté directamente a colegios bilingües y empecé a trabajar en el Colegio Gimnasio Campestre La Salette como profesora en inglés, comprensión y literatura en inglés. Tenía que estudiar y prepararme mucho, fue muy bueno el cambio”, dice.  Sin embargo, al terminar el año 2014 recibió una propuesta para trabajar en la AU pair, aceptó. Al pedir su visa fue negada debido a que en enero de 2015 Francia había sufrido un atentado y el ingreso a aquel país estaba muy restringido.

Las ofertas de empleo abundan en la vida de Natalia. El colegio donde se graduó como bachiller le otorgó una vacante. San Agustín la recibía nuevamente con los brazos abiertos. Su sonrisa es intensa al hablar de la experiencia tan grande y satisfactoria de encontrarse con sus profesores, llamarlos colegas y compartir diferentes escenarios. Pesé a su alegría y emoción de estar en su tierra natal quiso devolverse para Popayán e iniciar un nuevo trabajo en el Colegio Campestre Americano y al mismo tiempo en Unimayor.

“En la Institución Universitaria Colegio Mayor del Cauca conocí al profesor Jhon Jairo Dueñas, y un proyecto que él estaba gestando. Me dijo que querían hacer unos recorridos por la ciudad, a lo que le contesté que me parecía muy interesante. “Empecé a ser parte del proyecto”, comenta.

Ha trabajado en Get up and go Colombia como voluntaria y coordinadora de talento humano. Sigue desarrollando junto a otras personas proyectos como guías bilingues donde se busca generar un impacto con el turismo en la ciudad y que las comunidades inicien un emprendimiento.

Es una mujer de retos, inquieta, capaz y gestora de proyectos que también reúne a estudiantes y egresados de lenguas para que no pierdan su enfoque investigativo. Por esa razón está trabajando junto a la docente Carmelina la idea de un semillero de investigación que permita una retroalimentación constante para el crecimiento como profesionales, y el buen desarrollo del programa.

Siente gran orgullo de ser egresada de la Universidad del Cauca. Le agradece constantemente porque le permite seguir siendo una gran profesional, que se preocupa por el aprendizaje continuo de la comunidad universitaria. Desea con todas sus fuerzas traer a Popayán a RECON, una organización sin ánimo de lucro que visibiliza y apoya iniciativas de emprendimiento, teniendo en cuenta que el proyecto Get up and go Colombia fue uno de los ganadores, y se convierte en un ejemplo a seguir.

Dice que le gusta aprender y sigue todos los días ese proceso de aprendizaje. Es un gran ejemplo como docente y persona. Con gran felicidad invita a los estudiantes a aprovechar todas las herramientas que la universidad les ofrece porque “todo se logra con esfuerzo y dedicación”.

Redacción: Paula Lara Rodríguez - Área de Egresados.