Desde su egreso de la Universidad del Cauca, Castrillón ha estado vinculado a la Rama Ejecutiva del Poder Público a nivel municipal, departamental y nacional. Durante los últimos años ha sido notario del círculo notarial de Bogotá. Todo ello lo llena de satisfacción, pues gracias a la formación en la Alma Mater sus propósitos como abogado han ido creciendo y enriqueciendo su desarrollo profesional.

“Ser egresado unicaucano significó y significa mucho para mí”,  dice. “Es poner el conocimiento que la universidad me brindó al servicio de la patria, como lo rememora su lema Posteris Lvmen Moritvrvs Edat” -Quién ha de morir deje su luz a la posteridad-; razón de más -agrega- para estar agradecido por la oportunidad y el privilegio de realizarme como ciudadano y como abogado”.

Fue funcionario del Ministerio de Hacienda y Crédito Público y de la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero. También, Juez de La Republica y Secretario General de la Corporación para la Reconstrucción y el Desarrollo del Departamento del Cauca. Asimismo, estuvo vinculado al Servicio Exterior de Colombia como diplomático ante la Santa Sede y la Soberana Orden Militar de Malta. Dos veces candidato a la Cámara de Representantes por la circunscripción electoral del Cauca, fue candidato elegible a la Corte Constitucional, el Consejo de Estado y la Corte Suprema de Justicia, y se desempeñó por varios años como presidente del Colegio de Canonistas Colombianos en su condición de abogado “in utroque iure” (en Ambos Derechos: Civil y Canónico).

La cátedra  no le fue extraña como docente universitario de pregrado y posgrado de la Universidad Gran Colombia, de la Pontificia Universidad Javeriana y del Inse, actualmente Universidad de la Sabana.

A la fecha, es miembro de número, respectivamente, de la Sociedad Bolivariana y de la Sociedad Santanderista de Colombia, igualmente, miembro de número de la Academia Colombiana de Genealogía. Del mismo modo, Caballero Maestrante de Castilla (en España). Escritor y autor de varios libros de derecho, ha incursionado simultáneamente en la historia y la literatura, en ésta última con su novela “La Paradoja de un Sueño”, de la editorial Oveja Negra. Prepara actualmente para la Real Academia Matritense de Genealogía y Heráldica, trabajo de investigación sobre la Provincia y la Gobernación de Popayán y su entramado de poder durante cinco siglos, a través de los entronques endogámicos de sus principales familias.

Retrocede en el tiempo para rememorar que hace cuatro años le otorgaron el título de Caballero del Capítulo Noble de la Antigua y Primitiva Orden de los Caballeros de la Merced, cuyo Gobernador General es el Rey de España. En una fotografía tomada con ocasión de la investidura, dice que su madre le preguntó por el “Monseñor” que se encontraba junto a sus dos hijas mayores. Recuerda haberle dicho: “Ese soy yo”. “Un poco de humor no hace daño”, expresa.

“Anécdotas en mi paso por la universidad hay muchas, igualmente significativas y cargadas de simbolismo, como cuando se me obligó a repetir el preparatorio de Constitucional, recitando sin controvertirla, la cátedra de marxismo de Ernesto Saa Velasco”, dice. También rememora las matrículas de honor y medias matrículas que se repartía con Jesús Ignacio García y Orlando Gómez.

“Definitivamente, de la universidad extraño todo, y mucho más, la interacción fraterna pese a la magistralidad por entonces de la cátedra universitaria”. Comenta.

Este es su mensaje para los estudiantes de las nuevas generaciones. “Ahora que se empecinan en una tozuda reivindicación por el futuro financiero de la universidad pública, es importante seguir pensando que todo es posible si se tiene paciencia y no se desfallece ante la crítica y los contratiempos, inevitables por lo demás, sin ceder, eso sí, a las incitaciones que propicien desmanes y que con sesgos ideologizantes a la postre perjudican a la población universitaria y perturban el orden público”.

Por: Paula Lara Rodríguez. Área de Egresados