Para comenzar esta historia, es importante mencionar que el Plan Integral de Cobertura (PIC) es una iniciativa del Gobierno Nacional que busca ampliar el acceso a la educación superior, aumentando en 500 mil los cupos universitarios durante el cuatrienio del actual mandato colombiano. En este contexto, la Universidad del Cauca ha implementado diversas estrategias no solo para incrementar los cupos, sino también para fortalecer las competencias académicas y socioemocionales de las y los aspirantes, un proceso muy enriquecedor que nos llena de orgullo porque son muchos los relatos que tenemos para compartir.
En el primer semestre de 2024, la Universidad amplió su cobertura en 370 cupos, alcanzando un total de 1.940 nuevos estudiantes, un resultado que es en parte atribuible, al Programa de Tránsito Inmediato a la Educación Superior (PTIES). Y es que este programa facilitó la nivelación académica en el municipio de Guapi, permitiendo que más jóvenes accedieran a la educación superior. Paralelamente, en municipios como López de Micay y Timbiquí, se desarrolló el programa Aprender sin estrés, enseñar con amor, mediante el cual 54 estudiantes lograron ingresar a la universidad en el primer semestre de 2024. Adicionalmente, la ampliación de cobertura también benefició a estudiantes que presentaron su admisión a la Universidad del Cauca.
Así que muy a propósito del tema, la doctora Aída Patricia González Nieva, Vicerrectora Académica de nuestra Alma Mater, menciona que “El proceso de admisión diferencial en la Universidad del Cauca permite eliminar obstáculos y barreras que enfrentan las y los jóvenes de territorios apartados, como las dificultades en la formación en básica primaria y secundaria, así como un entorno que muchas veces no ve en la educación un camino para salir adelante. A través de módulos de nivelación en matemáticas, inglés, lectura y escritura, este proceso les brinda las herramientas necesarias para fortalecer sus competencias y conocimientos, reduciendo así las brechas que dificultan el acceso a la universidad. Además, contribuye al fortalecimiento de la enseñanza en las instituciones, dejando capacidad instalada para generar un impacto a corto, mediano y largo plazo”.
Por si lo anterior fuera poco, desde esta casa de pensamiento también se firmaron convenios con ocho municipios del Cauca; convenios que permitieron capacitar a 685 estudiantes y ofertar 254 cupos, de los cuales 94 resultaron admitidos en el primer semestre del 2025. Estas acciones no sólo amplían la cobertura educativa, sino que también fortalecen la educación media y el acompañamiento a estudiantes y profes, promoviendo un acceso más equitativo y efectivo a la educación superior. Pero, sin lugar a dudas, detrás de estas cifras, hay historias inspiradoras que se hace necesario conocer, de primera mano. Entonces, ¿qué tal si centramos la mirada en una de las experiencias en donde se evidencia el poder transformador de la educación, la familia y la amistad?
Karen Liseth Riascos Caicedo siempre tuvo un sueño claro: ¡convertirse en médica para ayudar a los demás y cambiar su vida y la de su familia! Nacida en López de Micay, un municipio del Cauca rodeado por la exuberante selva del Pacífico colombiano, creció en un entorno donde la educación superior era un privilegio al que pocos podían acceder. Su familia, dedicada principalmente a la minería y otros oficios, la apoyaba con amor, pero sin los recursos ni las referencias para imaginar un futuro académico, “Aparte de salvar vidas, había otro motivo, y era superarme, pues de mi familia casi ninguna persona estudió más allá del bachillerato. Quizás no porque no podían, sino más bien porque no tenían la mentalidad de superarse, puesto que en los pueblos afrodescendientes estudiar una carrera profesional es mucho esfuerzo, es muy costoso y salir de nuestro lugar natal para irse a una ciudad donde no conocemos a nadie es difícil. Además, existe el racismo y es complicado salir de nuestras tierras para ir a un lugar nuevo”, manifestó Karen conmovida al recordar ese momento en particular.
Respecto a esta situación, Álvaro René Restrepo Garcés, director del Centro de Regionalización de la Universidad del Cauca, explica que “El nivel de formación de los familiares y un entorno que ofrece alternativas económicas no legales, que despiertan la ambición al ofrecer un recurso inmediato frente a los años que requiere la educación, son factores que dificultan el acceso y permanencia en la formación profesional. No se trata solo de las competencias académicas en áreas básicas, sino de romper con dinámicas culturales que limitan la visión de las y los jóvenes sobre la educación superior, ya sea universitaria, técnica o tecnológica”.
Pero esto no fue impedimento para el sueño que tenía Karen Liseth; sueño que se vio más cercano cuando un grupo de profesores de la Universidad del Cauca visitó su colegio, la Institución Educativa Pablo VI, en López de Micay. Durante tres meses, ella y sus compañeros recibieron formación en distintas áreas para prepararse para las pruebas de ingreso. Para el programa de Medicina solo había un cupo, y Karen Liseth decidió darlo todo para conseguirlo. Con esfuerzo y dedicación, logró el puntaje necesario y ganó su lugar en Unicauca. Fue un triunfo enorme, pero llegó con una noticia devastadora: el mismo día que recibió su carta de admisión, también le informaron que su abuela, Elizabeth, había sido diagnosticada con cáncer de mama. La alegría se mezcló con el dolor y la incertidumbre, pues no quería dejar a su abuela en un momento tan difícil.
Su abuela, a quien cariñosamente llama “mamá”, fue quien la animó a seguir adelante “Nosotros nos encargaremos, tú debes ir a estudiar”, le dijo con firmeza, y con el corazón dividido, Karen Liseth se trasladó a Popayán y empezó su camino universitario. Sin embargo, adaptarse no fue fácil. El nivel académico era exigente y la falta de una base sólida la hacía sentir en desventaja, y pese a los apoyos económicos por parte del proceso de admisión diferencial, el estar lejos de su familia y con la enfermedad de su abuela en su mente, su primer semestre fue un desafío emocional y académico.
No obstante, en medio de este momento tan retador apareció Andrés Melenje, un compañero de clase que vio su esfuerzo y determinación, “Vos sos muy inteligente, Liseth”, le dijo un día, “Solo estás abrumada. Tenés que darte tiempo para adaptarte”. Andrés, uno de los mejores estudiantes del curso, decidió acompañarla en este proceso y, pacientemente, le explicaba los temas con claridad, pasaban largas horas estudiando juntos y gracias a su apoyo Karen Liseth comenzó a mejorar sus calificaciones y, más importante aún, a recuperar la confianza en sí misma.
La amistad con Andrés y con Catalina Patiño, quien más adelante se convirtió en su “Facu amiga”, como ella la llama, junto con el respaldo incondicional de su familia, la impulsaron a no desistir en la materialización de su profundo anhelo: ¡ser profesional! “En el segundo semestre también tuve bastantes cositas, pero ya sentí mucho más el apoyo de los compañeros. Hoy, ya tengo amigas y grupitos, entonces todo es más fácil”, recuerda con alivio Karen Liseth. Si bien el inicio en la universidad fue un reto solitario, con el tiempo encontró apoyo en sus amigos, quienes le han acompañado y han estado presentes en los momentos más difíciles, explicándole temas y compartiendo espacios: su presencia se convirtió en un pilar fundamental para que ella siguiera adelante. Aprobar el segundo semestre fue un logro inmenso, ¡una verdadera razón para celebrar! Sin embargo, la alegría pronto se vio empañada por la pérdida de su abuela en vacaciones, un golpe que marcó el inicio de este nuevo ciclo con un matiz agridulce…inevitable no sentirse así.
Esa pérdida la dejó en “stop” -una expresión que ella utiliza- y, pese a que sigue muy juiciosa estudiando, el impulso profundo de tener a ese alguien pilar, esperándole en la meta, alguien a quien hacer sentir orgullosa, ya no está. Su familia sigue ahí, su mamá, sus tíos, pero su mayor motivación era su abuela Elizabeth. Ahora, atraviesa un proceso de aceptación que no es sencillo. Sin embargo, su abuela, con la claridad y fortaleza que siempre la caracterizó, la había preparado para este momento, “Yo sé que tengo cáncer, yo sé que esa enfermedad, una de dos: o me mata o me deja viva, y vos tenés que estar preparada para una de las dos”, le decía, y luego, con la certeza de quien ama sin condiciones, agregaba, “Si algo pasa, vos vas a seguir estudiando, te vas a superar, y cuando lo hagas, ahí voy a estar orgullosa de ti, que, de antemano, ya lo estoy”.
Fue de este modo como comprendió que, aunque su abuela ya no esté físicamente, siempre la acompañará y, además, entendió que la persona a quien realmente debe hacer sentir orgullosa es a sí misma. En ese sentido, tiene claro que haber llegado hasta aquí y superar cada obstáculo es motivo suficiente para sentirse satisfecha, pero el reto no termina, por lo que ahora su meta es mantenerse y culminar con éxito su carrera. Aun así, reconoce que gran parte de su impulso proviene del deseo de honrar la memoria de su abuelita y convertirse en una gran oncóloga.
Unicauca la ha transformado y le ha abierto la visión a nuevas perspectivas, por lo que se dirige a las y los jóvenes que, al igual que ella, sueñan con ingresar a la educación superior, “Traten de reconsiderarlo, de pensar, de visualizarse. No solamente piensen en un momento, porque trabajos que te den plata hay muchos. Entonces céntrese y busquen el objetivo de su vida. Por más imposible que suene la carrera que quieran, siempre se puede. Yo nunca me imaginé estar en la carrera de Medicina, jamás en mi vida. Y es muy gratificante hacer tu sueño realidad, es mucho más bonito que estar sentado haciendo algo que uno no quiere o arriesgando la vida en cosas que no valen la pena. Al fin y al cabo, tu familia siempre va a querer que tú trabajes en algo bueno, pues nadie te va a mandar a hacer cosas malas, pero es mejor hacer algo por la sociedad, hacer algo que deje huella”, expresó Karen Liseth con orgullo.
Hoy, Karen sigue avanzando en su camino como futura médica, demostrando que la educación puede ser un puente hacia la transformación personal y colectiva. La historia de su esfuerzo, la fortaleza de su familia y la solidaridad de la amistad le han enseñado que, a pesar de los obstáculos, los sueños se materializan con perseverancia y apoyo. Su historia es testimonio del poder de la educación para cambiar vidas y abrir puertas que parecían inalcanzables.
Así pues, el camino universitario no es fácil, especialmente para quienes deben dejar sus hogares en busca de un futuro mejor. Pero, más allá del esfuerzo personal, la educación tiene un impacto que trasciende a cada estudiante, transformando a sus familias y, con ello, a la sociedad. Para nuestro director del Centro de Regionalización de esta casa de pensamiento, Álvaro René Restrepo, “cada vez que llega un estudiante, le estamos quitando un actor a la guerra, a los negocios ilícitos e informales; esto siempre nos lo reitera nuestro rector. Pero más que eso, estamos promoviendo equidad, desarrollo social y económico para las personas, sus familias y su comunidad. Si esta apuesta por la educación se multiplicara, en un futuro cercano, sí que veríamos una verdadera transformación. De lo contrario, si las brechas persisten, el cambio social seguirá siendo una promesa lejana”.
Y es precisamente por esto que la doctora Aída Patricia González Nieva, se dirige a las y los estudiantes que ingresaron a esta casa de pensamiento por medio de los procesos de admisión diferencial, “A quienes ya son parte de la comunidad universitaria quiero decirles que continúen hasta el final, que no desistan en su proyecto de vida, en su objetivo de titularse, pero más que todo, de formarse en alto nivel para volver a su territorio y transformar sus vidas con ideas nuevas, con conocimiento, con estudio y con educación. No es a través de otros medios, ya que, si no nos educamos, si no nos formamos y si no nos transformamos nosotros mismos, no podemos pensar en un cambio de la sociedad. Entonces, es un saludo y una invitación a persistir. Y también, para aquellos que aún no han ingresado, insistan y no pierdan la esperanza. La posibilidad está ahí, y depende de ustedes buscarla y aprovecharla”.
Finalmente, desde la Universidad del Cauca reiteramos nuestro compromiso de seguir facilitando el acceso a una educación superior -pública y de alta calidad- a más jóvenes del Cauca, la región y el país. Nos llena de orgullo y nos conmueve profundamente el corazón, compartir historias de perseverancia como la de Karen Liseth; relatos que nos recuerdan la importancia de acoger con cariño a quienes llegan desde otros territorios en busca de un sueño. “Foráneos”, como amorosamente se ha resignificado el término, son compañeros y compañeras que dejan atrás sus hogares y afectos para empezar a sentar aquí, en esta institución casi bicentenaria, otro futuro posible. La invitación es a la amabilidad, a extender una mano cuando podamos, a brindar apoyo sin preguntar demasiado porque, muchas veces, desconocemos las batallas que enfrenta quienes están lejos de su hogar. Esta casa, que es #PatrimonioDeTodos, debe ser un refugio seguro, un territorio de paz donde cada persona encuentre lo necesario para alcanzar su máximo potencial. Y eso solo es posible a través del amor y la empatía.
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La octava versión del Ranking Art-Sapiens, de la organización colombiana Sapiens Research, analizó 362 Instituciones de Educación Superior (IES), dentro de las cuales, bajo el cumplimiento de unos criterios específicos de exclusión se lograron clasificar 245. El periodo de tiempo empleado para dicha clasificación, abarcó la producción de artículos publicados entre enero y diciembre del año 2021 por los grupos de investigación de las IES clasificadas en las categorías A1, A, B y C según reportes de los GrupLAC institucionales.Art Sapiens realiza una medición global del desempeño basado en cinco criterios que compartimos a continuación:
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